Sobre personas de plástico y zapatos rosa
Tengo 42 años, unos zapatos rosas y muchas manías.
Una de ellas es que no puedo con las personas de mentira. No las personas que dicen mentiras, no, porque ¿quién no las dice alguna vez?
Sino esas otras que son como las flores de plástico: brillantes, relucientes y contaminantes.
Esas personas que no se marchitan nunca, que no necesitan agua, ni nutrientes. Nada.
Me aburren las personas de plástico y las capto al vuelo. Pero claro, es que como digo, tengo 42 años y algunos kilómetros de decepciones en vida analógica, que no en redes.
Por eso me cansan los happyflower y esos que nos gritan mensajes de «todo es posible, si quieres puedes» y demás.
Porque producen mucha frustración.
Porque a veces quieres pero no puedes. Por mil cosas: porque no tienes los recursos o la suerte. Porque el viento no viene de cara.
Porque no es el momento, porque no. Y punto.
A ver, lógicamente, aquí en mi escaparate digital, pues no me apetece poner unos zapatos embarrados, porque mi objetivo es captar aquello que me eriza la piel y atraparlo en letras con más o menos acierto. Vamos, la búsqueda de la belleza en todas sus formas. Y no me refiero a la belleza física.
Me refiero a la reivindicación de «lo bello». Porque ya es hora de reivindicar lo bello.
Porque sí, me gustan las cosas bonitas y las personas bonitas. Y os aseguro que no es nada superficial.
Por eso, me encanta esta foto que me ha hecho @conotramirada y ese ¿bailas? que bien podría ser mi primer y único tatuaje.
Porque, no te equivoques, ese ¿bailas? no es postureo de positivismo a tope. NO.
Porque ese ¿bailas? es obra de las chicas de la caja rosa de LuciaBE que, si bien en su dial radian amor y copas, saben también un rato de drama, de la vida con sus brillos y sus acabados mate, gris o «de merde». Vamos, lo mismito que tú y que yo.
Por eso el ¿bailas? de hoy invita a bailar lo que te echen, como en las bodas, que te plantan el paquitochocolatero y los rollingstones la misma noche y… ahí estás, dándolo todo.
Porque la vida a veces nos reta con un reggaeton y hasta a veces nos toca las campanas. Y a ver qué diantres vas a bailar ahí. Maldita la gana.
Pero tarde o temprano te levantas y echas un pasito y luego el otro. O alguien te saca a bailar, tan solo haciendo ese gesto, ese gesto sublime y grande que es tender la mano… Pura belleza ¿no?
Porque supongo que es de lo que va todo esto. De seguir, de seguir bailando con ritmo o sin él, de tender la mano, de taconear subida en unos zapatos rosas.
De intentar, a veces, si nos dejan, reescribir la melodía.
¿Bailamos?
Sobre la foto
Fotógrafo: @Conotramirada
Atrezzo: El suelo es una manta blanca llena de bolas.
Calcetines tatuaje de las chicas de LuciaBe. Solo tengo uno, el otro… carrerón. La vida y Murphy en una chincheta.
Máquina de escribir, fake total. Puro adorno, pero pura evocación de la belleza ¿no?
Las flores, las de casa.