Sobre tazas bonitas, lavanda o cómo vivir en universos paralelos
Basado en hecho reales.
Punto de situación: Domingo. Mediodía.
En un lugar de la Mancha. En La Alcarria.
En una cafetería de ensueño.
La gente espera con respeto y distancia las indicaciones del camarero, mientras este desinfecta y acondiciona las mesas de los clientes anteriores, y después les ubica en el mejor sitio.
Llega grupo de señoras. Nada de jóvenes quinceañeras, no, cuarenta y cincuenta y tantos. Como si fuera la Toma de la Bastilla ocupan una mesa aún sin limpiar pero con unas tazas maravillosas, porque como os decía estamos en una cafetería maravillosa.
Empiezan a posar y a hacerse fotos como si bebieran té o lo que hubiera en ellas cogiendo los platos y los restos de los anteriores moradores.
¿Holaaa, estamos en una pandemia global?
Nos enteramos todos de que las suben a sus Insta y redes varias. Ya está, hecho.
Aparece el pobre camarero que, con diligencia, se abre paso y armado con una armadura de paciencia retira y desinfecta todo. Le piden un café en vaso.
Meri y yo nos miramos y entendemos o mejor no entendemos nada.
Porque los Expedientes X a veces ocurren fuera de la pantalla en un lugar de la Mancha perfecto para dejarte sin las palabras perfectas.
Fin.
Dice Pablo d’Ors que «el drama de las redes sociales es la exteriorización exacerbada». A veces ni siquiera es la exteriorización de nuestra realidad, sino pura ficción, impostura, fingimiento o tazas bonitas de otros.
La edad, el darme cuenta de que no somos eternas, que dice @lasclavesdesol, y el valor de la belleza en todas sus manifestaciones me están ayudando a educar la mirada para encontrar esos instantes y lugares que ni siquiera tienen que ser físicos pero en los que me gusta estar y por qué no, compartir.
Porque la purpurina es viral. Ya sabéis.
Por eso creo que las redes son una oportunidad, una puerta abierta por las comunidades y lazos afines que se crean.
Pero es una puerta abierta a todo. Porque esto va de percepciones, filtros y fotos imposibles, stories de segundos y vidas reales de 24 horas con momentos wc total poco instagrameables.
Y recuerda que al baño hay que ir y vamos todos, porque si no… malo. No correría la sangre y tal vez solo seríamos pixeles de fotos para colgar.
Foto sin filtro. Porque el campo no necesita filtro.
No es un decorado, son campos de lavanda, es decir con sus abejas y demás a tutiplén.
No te engañes. Los vestidos blancos son muy bonitos para pasear, ver el atardecer y tomar algo en Brihuega ese pueblo maravilloso de la lavanda. Si tu objetivo es pasar el día como Dora la exploradora, ve de campo de verdad como hemos hecho toda la vida de Dios: con calzado de campo y bocatas.
Y disfruta, con o sin fotos.