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Game over

“En una vida de un solo uso, no hay segundas oportunidades”.

Robo esta frase del último libro que acabo de terminar. En la Tierra somos fugazmente grandiosos.

Lo cierro, mientras Gobierno Central y Comunidad de Madrid siguen discutiendo sobre lo que hay que hacer. Sobre lo que los madrileños tenemos que hacer.

Game over, señores.

Estoy cansada.

Me propuse una dieta detox de sandeces políticas y no leer periódicos ni ver las noticias. Pero me llama Angelines. Siempre certera y oportuna. “Tienes que leer lo que han escrito Muñoz Molina y Elvira Lindo”, me dice.

Y yo que soy muy obediente y escucho a la gente con criterio -no hay mucha en estos tiempos que corren-, hago caso y leo con fruición primero el artículo titulado, La otra pandemia y, después, Justos por pecadores, de Antonio y Elvira, respectivamente.

Miro con pena todas las letras y las palabras que tengo desparramadas en mi mesa desde hace días y que no he sabido colocar. Algunas me miran frustradas, otras escupiendo veneno y otras ahogando un grito desesperado. Respiro aliviada porque estos escritores sí han podido traducir mi barullo mental y, de paso, ordenar mi mesa.

Decido convertirme en Robin Hood y robarles a los ricos en palabras, parte de su botín. Porque es necesario repartir, desperdigar y compartir, con los que somos más pobres, sus frases, su indignación, su denuncia… Porque son la mía. Porque son la nuestra. La de muchos españoles y muchos madrileños.

Les robo con todo el morro -como hacen otros, en otros menesteres- la diferencia es que yo les arrebato palabras para expresar mi desaliento y mi cabreo infinito porque “qué podemos hacer los ciudadanos normales, los no contagiados de odio, los que quisiéramos ver la vida política regida por los mismos principios de pragmatismo y concordia por los que casi todo el mundo se guía en la vida diaria”. Nosotros, los ciudadanos de bien “nos ponemos la mascarilla, guardamos distancias, salimos poco, nos lavamos las manos, hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos”.

Pero nos ha tocado una clase política “que en su conjunto, en la realidad cotidiana de su funcionamiento, se ha convertido en un obstáculo no ya para la convivencia civilizada, sino para la sostenibilidad misma del país”.

Estoy harta de escuchar a un bando y a otro. Quiero escuchar de una vez a los que saben. A los que se están dejando la piel en los hospitales, a nuestros científicos. A mi amiga Laura. A los pocos que han dejado ustedes aquí con contratos de mierda, siendo becarios con 40 años. No tengan la desfachatez de darnos fechas de cuándo va a estar disponible la vacuna. ¿Acaso no saben lo que es la investigación, acaso no saben lo que es hacer ciencia? ¡Cómo lo van a saber si no les ha interesado NUNCA!

Mientras tanto, a inaugurar un dispensador de gel hidroalcohólico en una estación de metro y a convocar a nuestros científicos a un encuentro en octubre. Ya si eso.

Continuo con mi hurto. Ahora tomo las letras de Elvira Lindo que se maravilla impecable de cómo hay cierta panda de ciudadanos que “no observan la más mínima consideración hacia ese otro Madrid al que acaban de mandar al encierro. Yo qué sé, un decoro, una contención en el nivel de juerga que denote cierta solidaridad”. Esos no pueden llamarse a sí mismos madrileños. Porque Madrid es generosidad.

Y si los madrileños de verdad “no hacemos algo más, esta gente va a hundirnos a todos”.

Déjennos de una vez ser fugazmente grandiosos y ustedes dejen de ser eternamente […]. Me quedé sin palabras.

Gracias Muñoz Molina y Lindo por ordenar mi mesa.

 

2 Comments

  • Incorrecto Atrevido

    Querida Solange,

    Genial entrada y mucha razón en absolutamente todo!

    Lo que pasa que pinchando en el artículo de Muñoz Molina ve uno la ilustración que le ponen en el medio en que lo ha publicado, se relee el artículo entero… y no puede por menos que ciscarse en los «medios que airean sus peleas y sus bravatas […] que sirve[n] sobre todo para envenenar aún más la atmósfera colectiva».

    No puedo, en fin, evitar acordarme de los primos hermanos de nuestra querida clase política de uno y otro lado: que les aplauden, cepillan o despellejan según criterios que suelen estar tan cerca de la verdad como la honestidad y el comportamiento sus ídolos.

    El caso es que tanto lo que veo en la calle y lo que me cuentan mis amigos es parecido en toda España: Estamos enfermando, estamos muriendo, hay gente que se está quedando en la calle!!! Y la gestión no es que sea mala, no llega siquiera a pésima…

    Eso sí, al periódico del autor no se le ocurre nada mejor que hacer una referencia al Guernica y la comunidad de Madrid… Claro, eso es porque en Madrid nos bombardean con el virus. A mala leche, eh? Si es que nada hay más periodístico (ni por desgracia más español) que clasificar los gobiernos en dos tipos: El de los míos y el de los hijos de satanás.

    El autor, después de un arranque brillante (brillante!) que podría suscribir cualquier persona sensata cae en lo mismo que hacen tantos y tantos del bando contrario y del suyo propio: identifica a «los otros» como los que malgobiernan, los destructivos, los que dan miedo… Esos párrafos se pueden leer todos los días en todos los periódicos, sólo cambia el destino de la diatriba…

    Pero por quéeeeeeee??? Si era brillanteeeee!!! Pues nada, ya estoy viendo las mesnadas de cuñados sacándose los ojos…

    Chica, yo no sé si es que soy disléxico político perdido pero estoy hasta los mismísimos perendengues de derecha, de izquierda, de centro, de arriba y de abajo. Al final va a haber que prenderle fuego a todas las copias de Barrio Sésamo!

    A ver! Coño ya! Unos y otros, por lo que más queráis! Dejaos de sopapos y pensad, aunque sólo sea esta vez en vuestra puñetera carrera, en nosotros no en que gobiernen los vuestros!!!

    Dejad de animarnos a que nos saquemos los ojos! Dadnos análisis que no estén medio corroídos por la bilis contra el equipo rival! Dejadnos pensar y decidir sin inyectarnos basura, dogmas caducos y demagogia!

    Y si no podéis evitar hacerlo, hacednos al menos, un favor: Si me queréis, irse!!!

    De verdad, el día que el odio que siembran entre la clase periodística y la clase política, valga la redundancia y las rebuznancias, se vuelva contra ellos, alguno explota espontáneamente…

    No queda me temo otro remedio que meter a periodistas y políticos en el mismo saco y desear por nuestra paz y tranquilidad, últimamente por nuestra vida, que dejen de sembrar odio o que desaparezcan del mapa y no vuelvan.

    Un fuerte abrazo Solange y ánimo a pesar de unos y de otros…

    • solangev

      Querido Correcto y Atrevido: muchas gracias por tu reflexión tan bien argumentada y tus ánimos. Son tiempos raros donde el sentido común y la concordia parece que se han quedado olvidadas a saber dónde, busquémoslos juntos 🙂
      Un abrazo y de nuevo, gracias por pasarte por aquí.

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